Y tanto que lo íbamos a echar de menos

“Se te va a echar de menos”, esta fue la última ‘pregunta’ que José Luis Mendilibar recibió en su despedida como entrenador del Real Valladolid. Una periodista se lanzaba en el último momento de la rueda de prensa y emocionaba al vasco y a todos los presentes en el José Zorrilla.
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Lo que está chica comentó era la verdad. El Real Valladolid añoraría la marcha de Mendilibar. En un principio era porque el entrenador había significado mucho para la afición y su marcha no era la de uno cualquiera. Después, y pasado un año, el aficionado blanquivioleta echa de menos a Mendilibar porque con su marcha el club comenzó un bucle de malos resultados, de penosas actitudes y de lamentables acontecimientos que han dejado a la institución luchando por no descender a Segunda B y no por competir por ascender.

Tras Mendilibar han pasado Onésimo Sánchez, Javier Clemente, Antonio Gómez y Abel Resino. De los cuatro tan sólo ‘el rubio de Baracaldo’ animó a la afición y cumplió, en parte, con su objetivo. Los otros tres, y sobre todo Onésimo y Abel, han hecho del Real Valladolid un equipo endeble y limitado. Algo que con Mendilibar era inviable. Con el vasco en el banquillo, y en el surco que hacía en el área técnica del José Zorrilla, el equipo era un ejemplo de personalidad. Podías perder o podías recibir una goleada pero siempre lo habías hecho con tus cartas, con tus características, con PERSONALIDAD.

Hoy, un año después de que Mendilibar fuera ovacionado por periodistas, primero, y por aficionados, después, uno sigue emocionado al recordar al vasco. Fueron tres años y medio de alegrías, de objetivos cumplidos y de aprendizaje de fútbol. Casi cuatro años que uno espera poder ver prolongados a la mayor brevedad posible y no por satisfacción personal y sí por el bien del club. Un año después y como escribí en el carta abierta al vasco: GRACIAS.

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