Y tanto que lo íbamos a echar de menos

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Lo que está chica comentó era la verdad. El Real Valladolid añoraría la marcha de Mendilibar. En un principio era porque el entrenador había significado mucho para la afición y su marcha no era la de uno cualquiera. Después, y pasado un año, el aficionado blanquivioleta echa de menos a Mendilibar porque con su marcha el club comenzó un bucle de malos resultados, de penosas actitudes y de lamentables acontecimientos que han dejado a la institución luchando por no descender a Segunda B y no por competir por ascender.
Tras Mendilibar han pasado Onésimo Sánchez, Javier Clemente, Antonio Gómez y Abel Resino. De los cuatro tan sólo ‘el rubio de Baracaldo’ animó a la afición y cumplió, en parte, con su objetivo. Los otros tres, y sobre todo Onésimo y Abel, han hecho del Real Valladolid un equipo endeble y limitado. Algo que con Mendilibar era inviable. Con el vasco en el banquillo, y en el surco que hacía en el área técnica del José Zorrilla, el equipo era un ejemplo de personalidad. Podías perder o podías recibir una goleada pero siempre lo habías hecho con tus cartas, con tus características, con PERSONALIDAD.
Hoy, un año después de que Mendilibar fuera ovacionado por periodistas, primero, y por aficionados, después, uno sigue emocionado al recordar al vasco. Fueron tres años y medio de alegrías, de objetivos cumplidos y de aprendizaje de fútbol. Casi cuatro años que uno espera poder ver prolongados a la mayor brevedad posible y no por satisfacción personal y sí por el bien del club. Un año después y como escribí en el carta abierta al vasco: GRACIAS.
Tras Mendilibar han pasado Onésimo Sánchez, Javier Clemente, Antonio Gómez y Abel Resino. De los cuatro tan sólo ‘el rubio de Baracaldo’ animó a la afición y cumplió, en parte, con su objetivo. Los otros tres, y sobre todo Onésimo y Abel, han hecho del Real Valladolid un equipo endeble y limitado. Algo que con Mendilibar era inviable. Con el vasco en el banquillo, y en el surco que hacía en el área técnica del José Zorrilla, el equipo era un ejemplo de personalidad. Podías perder o podías recibir una goleada pero siempre lo habías hecho con tus cartas, con tus características, con PERSONALIDAD.
Hoy, un año después de que Mendilibar fuera ovacionado por periodistas, primero, y por aficionados, después, uno sigue emocionado al recordar al vasco. Fueron tres años y medio de alegrías, de objetivos cumplidos y de aprendizaje de fútbol. Casi cuatro años que uno espera poder ver prolongados a la mayor brevedad posible y no por satisfacción personal y sí por el bien del club. Un año después y como escribí en el carta abierta al vasco: GRACIAS.
Imagen de 'Norte de Castilla'
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